El pasado 21 de septiembre, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) subió, por tercera vez consecutiva, la tasa de interés en 0.75%. La decisión, que al interior de la Fed se tomó de manera unánime, dejó a la tasa de interés en un rango de 3 a 3.25%, nivel no visto desde enero del 2008.
Esto desde luego tiene un impacto directo en las economías latinoamericanas y en el tipo de cambio. Primero, porque se trata de economías que dependen en gran parte de los capitales extranjeros y de la exportación de materias primas hacia Estados Unidos y otros países desarrollados.
Con lo anterior, las monedas locales corren el riesgo de devaluarse y se reducen significativamente las ganancias que las empresas exportadoras obtienen de la venta de productos al país norteamericano, además de que la demanda puede disminuir.
Ante ese fenómeno, hay una respuesta inmediata de los bancos centrales y México no es la excepción. Apenas el pasado 30 de septiembre Banxico anunció su tercer incremento al hilo en la tasa de interés en 75 puntos base, lo que llevó al referencial a un nivel récord de 9.25%.
¿Qué significa para el tipo de cambio y las exportaciones?
Que las tasas de interés suban implica que se ‘encarezca’ el dinero y la obtención del mismo. Esto hace que se desincentive la demanda y disminuya la liquidez en el mercado, lo cual hace que la moneda nacional, en este caso el peso mexicano, corra el riesgo de sufrir depreciaciones constantes.
Hoy en día, se prevé que el tipo de cambio continúe con una tendencia de apreciación para el dólar hacia el cierre de 2022, aunque el peso ha sido una de las monedas emergentes que mejor han respondido a los movimientos antes mencionados.
De hecho, datos recopilados por Mundi indican que el peso se apreció 0.8% con respecto al dólar entre el 31 de diciembre de 2021 y el 29 de julio de 2022, es decir en la primera mitad del año. Esto significa que las pérdidas en julio de este año fueron de alrededor del 1%.
De cualquier modo, no debemos olvidar que el Banco de México tiene una expectativa de apreciación para la ‘divisa verde’ hacia el cierre del año, lo que implica un impacto directo en los costos de exportación de las empresas.
Esas compañías podrían ver incrementados los costos de trasladar una mercancía de un país a otro debido a diversos factores como los pagos de servicios de transporte, combustibles, empaque y embalaje, e impuestos, por mencionar ejemplos.
Para ello, es importante contar con herramientas como las coberturas cambiarias que permiten ‘congelar’ el nivel tipo de cambio en una fecha determinada y realizar operaciones en ese costo, para que cualquier movimiento abrupto, tanto al alza como a la baja, impacto en los costos operacionales que ya fueron planeados previamente y con base en los datos de la fecha elegida por la exportadora.
“Los riesgos financieros ante el entorno económico actual son latentes, y la fluctuación de la moneda con respecto al dólar es impredecible. Contar con soluciones digitales que ayuden a las empresas a proteger sus finanzas y evitar caídas considerables en el cash flow que sostiene a sus operaciones se vuelve sumamente necesario para operar, crecer, y seguir exportando”, señaló Paulina Aguilar, cofundadora y directora general de Mundi en México.
El primer beneficio de utilizar una cobertura cambiaria, entonces, radica en la planeación del proceso de exportación. Teniendo certeza de que los costos no se alterarán sin importar la fluctuación del peso-dólar, las empresas pueden enfocarse en generar una estrategia operacional y en la producción de los productos que van a vender al extranjero.
Esa planeación, en segundo lugar, ayuda a proteger el flujo de efectivo en números positivos, un aspecto que también puede cuidarse cuando se utiliza el factoraje financiero. Esta solución ayuda a los negocios a convertir en efectivo las facturas de exportación de las empresas de forma inmediata y anticipada al pago del comprador. De ese modo, pueden tener acceso hasta al 90% del valor de la factura y recibir el 10% restante posteriormente, menos un costo mínimo de transacción.
“Las predicciones y análisis de especialistas siempre marcan una pauta con respecto al comportamiento económico mundial, pero no debemos olvidar que cuando hablamos de mercados la incertidumbre es un ingrediente constante e inevitable, por lo que conseguir esa certeza inexistente mediante herramientas tecnológicas es muy importante”, concluyó Paulina Aguilar .